jueves, 8 de abril de 2010

stones

Entramos haciendo flamear la celeste y blanca sobre
mis hombros.
Estuve ahí por segunda vez, fue maravilloso. Esta vez
no estaba en el monumental de River Plate al grito de
ole, ole , ole , ole , ole , ole ola, cada día te
quiero más… como hacía mas de diez años. El estadio
estaba silencioso y hasta podría decirse, somnoliento.
Tampoco estaba en el Parque del Retiro , aunque debo
reconocer que estaba rodeado de troncos, estaba en
Madrid.
El estadio del Vicente Calderón se parecía mas al de
Vicente Cholo Heladerón, ni siquiera cuando salieron
ellos a la cancha se prendieron las calderas. Pero ahí
estaban con su propio estilo y mas de sesenta a
cuestas. Satisfacción total, saltábamos y gritábamos
porque el momento lo ameritaba. Los viejitos salvajes,
estilistas musicales, esos malditos piratas ingleses
seguían estando ahí, disfrutando de su propia
naturaleza. El show avanzaba y nosotros nos íbamos
calentando más, con nuestra propia salamandra. Nos
abrazábamos, saltábamos, cantábamos, sacabamos fotos
ante la atónita mirada de la especie vegetal
circundante. Estabamos a 100 metros del escenario y
veíamos difícil llegar a ellos ya que no había
avalanchas, ni pogo, ni desmayos, ni sudor, ni
siquiera un apoyo. Y nuestra temperatura seguía
creciendo y al grito de “vamos griten… muertos!”
“amargos!... son los Stones!!” y nada, ni un viento
sonda podía poner a parir su corteza, ni mover sus
ramas paraplégicas. Y nostros seguíamos disfrutando
cada acorde, cada paso y pose de Mick era energizante,
que abuelo mas copado!
Y lo que estabamos esperando sucedió. El escenario
móvil empezó a avanzar hacia el centro del campo y
seguían teniendo el control de la redonda. Y ahi si,
teníamos que llegar a ellos como sea. Maxi me subió a
sus hombros y despegue la bandera de lado a lado , por
la banda izquierda venían otros dos argentos amigos en
la misma y agarramos la albiceste uno de cada lado.
Queríamos avanzar pero el terreno estaba muy plantado,
sin embargo sus caras de asombro parecía denotar que
respiraban, “no estaban muertos, estaban de pachanga”,
pero una pachanga muy particular. Así que al grito de
“es discapacitado… es su sueño…” maxi me seguía
llevando sobre sus hombros .Nos iban abriendo paso y
cuando esto no sucedía hacíamos algún que otro ful ya
que en el tumulto el arbitro no podia ver nada. Y así
cuando estábamos cerca le tiramos la bandera al
escenario… y la pelota va y pega en el palo. La
celeste y blanca queda entre ellos y el escenario.. y
eso que la vieron venir, estiraron la mano y se les
escapo de los dedos. En reconocimiento a nuestro
avance por sobre el terreno nos tiraron una púa , que
vaya a saber Dios a donde fue a parar… pero ya
estábamos mas que felices a esa altura del partido y
no nos importo, intentábamos hacer mover a la masa
hasta que desistimos y tuvimos nuestro propio
concierto, eran los Stones y nosotros, tocando para
nosotros. Se alejaban y una lengua gigante asomaba
desde el escenario y nosotros en estado vaginal
sabíamos que el éxtasis estaba por acabar, y asi fué,
porque no hubo bises. No hubo clamor popular, y los
piratas no hicieron más que tomarse el buque con sus
bolsillos llenos… lo único que me molestó fué que no
hayan cantado “Yellow submarine”, y eso que se las
pedí todo el partido.


Garúfalo , el argentino. Madrid.

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